lunes, 1 de noviembre de 2010

Estudio desmiente relación entre aumento de peso y el estrés

"Estudio desmiente relación entre aumento de peso y el estrés" - Científico hace esta aclaración después de estudiar por años la vida de 'Buddah'.


Cuando era pequeño, todo mundo me decía que estaba gordo. Era realmente frustrante y pésimo para mi autoestima. No quería salir. No quería jugar deporte por que, era obvio. ¿Quién va a querer al gordo que se cansa rápido? ¿Quién va a querer al panzón que al correr tres metros le da una esguince? ¿Quién? Pues nadie. Obvio. Y luego llegar a casa a que me digan cosas que sólo me hacían llorar.

'¿A donde vá mi cachetón? - Decía mi abuela.

'El que es pera. Desespera' - Decía, con una risa sarcástica, mi papá.

'¿Y cuantas tortillas de harina llevas hoy? - El pendejo que pintaba la barda de la casa enfrente a mi casa.

No los odiaba. Pero se me hacía terrible que me trataran así. ¡No era un juguete! ¡No soy un adorno al que pueden sólo decirle cosas sin que le afecte! Me dolía. Después ya me dolió de verdad, digo, por la diabetes, después la hipertensión, etc. Lo que les pasa a muchos gordos y exgordos por igual. El cuerpo no aguanta. Como diría una amiga (gorda también), el cuerpo no aguanta tanto 'SABOOOOOR'.

En esos tiempos de la infancia, un día, fui a jugar con mis amigos a un parque. Ellos querían probar cual de todos era el más hombre, cosa muy pendeja, pues todos éramos niños...pero el grupo decidió después de una ligera lluvia de ideas que yo participara, pues nunca había hecho nada para merecerme su respeto. Querían que me comiera una lombriz de tierra.

Qué buena lógica de esta gente, ¿no?, si ya estaba lleno de manteca, era por comer de todos. Pues bueno, ellos querían ver si en verdad he comido de todo.

El autor de tan ingeniosa idea, rápidamente escarbó la tierra húmeda por las lluvias de Octubre, y no tardó mucho en encontrar una lombriz. Igual a una lombriz que han visto, por lo menos en la televisión. Una nada agradable a la vista.

Voy a detenerme un segundo para decir algo importante: QUÉ DIFÍCIL ES COMERSE UN GUSANO. No tienes la menor idea. ¿Se mueve! Tira juguillo y está aceitoso. Obviamente uno lo quiere masticar como los dulces salados. Pero no. Es una consistencia completamente diferente.

Un amigo me comentó días después si hubiera preferido una cucaracha. Francamente no lo sé. No sé si es mejor intercambiar esa consistencia babosa por un crunch de galleta con más relleno. Ahora, si estos insectos fuera capaces de emitir sonidos. Sería la cosa más difícil de comer. Es imposible concentrarse.

Volviendo al tema. Cumplí mi objetivo. Pude mostrarles a mis compañeros que era todo un hombre. Justamente estaba tratando de recuperar mi compostura que había perdido al comerme el gusano cuando estos prepararon un montón de bolas de lodo y me las lanzaron. Me dijeron que como no me lo iba a comer. Si no estaba gordo de aire.

Después de hacerme pedazos el alma. Quería llorar. Quería gritar. Quería comerme mi propia grasa. Quería que me dejaran en paz.

Fue ese día cuando empecé a vivir en ese parque.

No quería regresar a casa. No fui a la escuela. El parque era mi territorio. Estaba lo suficientemente aislado. Pero lo suficientemente cerca de la civilización como para acercarme en medio de la noche a las casas a robar comida o urgar en los botes de basura. Uno se puede sorprender de las cosas que deja uno. ¡En serio! Era tanto que seguí siendo un gordo hasta el día que morí.

Durante esos años que vivía en el parque. Defendía mi territorio a capa y espada. O mas bien, escoba y cubo de basura. Mis padres, después de varios intentos por llevarme a hospitales y a escuelas, decidieron dejarme ahí 'hasta que aprendiera'. Creo que ellos aprendieron antes que a veces, uno está más feliz sin ellos. Sin nadie. Sólo con sus pensamientos. Ellos murieron en un choque automovilístico. ¿Yo? No los extrañé.

Veía el árbol del centro del parque con mucho cuidado. A veces, incluso, pensaba que me hablaba.

Hubo un tiempo en que dejé que otros niños se acercaran al parque, si sólo me dejaban sólo con el árbol. A lo mejor pasé años ahí, viéndolo fijamente por horas. Viéndolo. Era mi único amigo.

A veces me decía que dejara de escuchar. Y lo hacía.

Otros días me decía que olvidara. Y lo hacía.

Un día me dijo que ignorara. Y lo hacía.

Y la última vez que hablé con él me dijo que viera lo que se presentaba ante mí. y al final, lo pude ver.

Los doctores luego dijeron que me dio un ataque diabético. ¿Otros? Envenenamiento por comida o alucinaciones causadas por mal comer o generalmente mal vivir.

Me encontraron desnudo gritando que había encontrado la verdad del mundo. Un pequeño niño de doce años. Gordo. Que encontró según él, la verdad del 'árbol'.

No formé una religión ni nada por el estilo. Al menos no después de ese incidente policiaco. Pero a pesar de eso, era muy feliz. Digo, con la mala suerte que tenía, yo pensaba que era increíble estar vivo.

Y sabes porqué?

Porque yo sabía.

Y tú no.

Pelas, pinche negro.


- FIN -


Tiempo Transcurrido: 83:25:32

La Jornada - Estudio desmiente relación entre aumento de peso y el estrés. 01 de Noviembre de 2010.